Los niños son especialmente susceptibles a los parásitos intestinales debido a su inmaduro sistema inmunológico y a comportamientos como jugar en el tierra o arena o no lavarse las manos adecuadamente.
Tipos de parásitos intestinales
Entre los parásitos intestinales que pueden afectar a los niños están:
Enterobius vermicularis (oxiuros)
Son los parásitos más frecuentes, tienen un tamaño muy pequeño, un centímetro o menos de largo. Son delgados e infectan el intestino grueso.
Son comunes en entornos escolares y se transmiten fácilmente de un niño a otro a través de las manos contaminadas, la ropa interior, objetos que contienen los huevos del parásito, o la ropa de cama.
Los síntomas incluyen picazón alrededor del ano, especialmente por la noche, porque la hembra baja desde el intestino al ano a poner los huevos. A veces irritabilidad e irritación que dificulta el descanso.
Los niños se despiertan, el ano y sus alrededores aparecen enrojecidos por el rascado nocturno. El rascado contamina las manos y uñas con huevos, reiniciándose un nuevo proceso de infectación.
A veces aparece dolor abdominal, falta de apetito y en las niñas, vulvovaginitis por rascado.
Ascaris lumbricoides
Conocidas como lombrices intestinales, son de los parásitos intestinales más grandes pero son infrecuentes, tienen un tamaño como el de un lapiz pequeño pero suelen pasan desapercibidos.
Los niños no rechinan los dientes ni tienen síntomas, se detectan directamente en las heces o en el vómito o observando el parásito en las heces con el microscopio.
Se transmiten a través del consumo de alimentos o agua contaminados con huevos de parásitos.
Sus síntomas incluyen dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento y en casos graves, obstrucción intestinal.
Trichuris trichiura (tricocéfalos)
Son gusanos largos y delgados que infectan el intestino grueso.
Se transmiten a través de la ingestión de alimentos o agua contaminados con huevos de parásitos.
Sus síntomas pueden incluir dolor abdominal, diarrea con sangre, fatiga y pérdida de peso.
Giardia lamblia
Es uno de los parásitos intestinales más comunes en todo el mundo, en uno de cada cinco niños, de dos a seis años.
Su transmisión es oral-fecal, especialmente en menores de dos a cuatro años que asisten a guardería, siendo más frecuente en verano y otoño.
Se transmite a través de alimentos o agua contaminados. Los síntomas incluyen diarrea, dolor abdominal, náuseas y vómitos.
Los quistes de Giardia son resistentes a la cloración del agua, pero no a la ebullición de sólo un minuto.
Produce diarrea acuosa de repetición, explosiva, fétida, a veces con vómitos, dolor abdominal, que mejora y vuelve a aparecer.
Además de dieta astringente, se necesita tomar una medicación específica contra este parásito.
Taenia saginata y Taenia solium (tenias)
Son los parásitos intestinales de mayor longitud, son cestodos que pueden infectar el intestino delgado.
La infección ocurre al consumir carne de res o cerdo cruda o mal cocida que contiene larvas de tenia.
Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, pérdida de peso, náuseas y diarrea.
Strongyloides stercoralis
Es un gusano nematodo que puede infectar el intestino delgado. Se transmite a través de la piel en contacto con suelo contaminado.
Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, diarrea, náuseas, pérdida de peso y erupciones cutáneas.
Amebas
Esta parasitosis es frecuente en países en vía de desarrollo porque sus aguas para beber o limpiar los alimentos están frecuentemente contaminadas.
Una vez ingerido tiene un periodo de incubación variable, aparece bruscamente diarrea acuosa y frecuente, generalmente con moco y sangre.
Otras veces los síntomas no son tan bruscos, aparece diarrea, dolor abdominal, náuseas, inapetencia y, en ocasiones, fiebre.
Anisakis
Es un parásito del pescado cuyas larvas producen la enfermedad llamada anisakiasis cuando se come fresco o poco cocinado, que consiste en diarrea, malestar gastrointestinal y en ocasiones la aparición de habones que pican unas horas después de la ingestión del pescado.
En países donde se consume el pescado crudo el parásito puede anclarse en la faringe o el esófago, requiriendo una extracción por endoscopia.
Este parásito no produce problemas cuando el pescado se congela durante 48 horas.
Tratamiento de los parásitos intestinales
El tratamiento de estas lombrices es muy sencillo, una sola dosis de un medicamento antiparasitario prescrito por el pediatra.
El niño puede hacer vida normal, no necesita ninguna dieta especial, ni tampoco la retirada de ningún alimento.
Si la infección es por giardia o por amebas y el niño presenta diarrea, es conveniente además una dieta astringente.
Es conveniente lavar la ropa de la cama y su ropa interior con agua muy caliente, con el objeto de destruir los huevecillos que los oxiuros dejaron en estas ropas.
Es importante que los padres estén atentos a los síntomas de infección por parásitos intestinales. El diagnóstico se realiza generalmente a través de un análisis de heces o raspados perianales.
Es fundamental enseñar a los niños hábitos adecuados de higiene, como lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño, para prevenir la transmisión de parásitos intestinales.
Si tienes alguna duda, déjanos un comentario. También puedes seguirnos en nuestras RRSS Instagram, Facebook y Twitter
Farmacia Viéitez, sabemos cuidarte!💙