Existe bastante controversia sobre la duración de la protección que otorgan las vacuanas para el SARS COV-2, de hecho aún se están publicando los primeros trabajos sobre la inmunidad postCOVID.
Parece que las personas que han superado la enfermedad de forma asintomática o con síntomas leves, al cabo de un año tienen menos anticuerpos pero más eficaces que las personas que han experimentado mucha sintomatología o que incluso han requerido hospitalización.
A día de hoy se estima que las vacunas para prevenir la COVID-19 otorgan un intervalo de protección frente a una infección grave, de al menos 5-6 meses, con un porcentaje que varía entre el 85% y el 92% dependiendo del tipo de vacuna utilizado.
Por ello se está recomendando en EEUU vacunar con una tercera dosis a los individuos de mayor edad o con factores de riesgo.
Qué es la seroconversión
Se define como seroconversión la transición desde la infección por un microorganismo (virus, bacteria, hongo…) hasta que el sistema inmune segrega anticuerpos para hacerle frente y remite la infección.
Estos anticuerpos se utilizan para diagnosticar una infección más o menos reciente. Aunque son menos fiables que una PCR, los test de anticuerpos COVID-19 ofrecen un resultado en 5-10 min.
Detectan los anticuerpos o inmunoglobulinas IgG e IgM específicas para la COVID, que son proteínas en forma de Y producidas por las células B, como parte del sistema inmunitario adaptativo humoral para luchar de forma específica contra bacterias, virus, hongos, veneno o células cancerosas.
Se trata de un test rápido de anticuerpos que se debe realizar en el domicilio mediante un pinchazo en la yema del dedo y permite saber, si un individuo ha desarrollado o está desarrollando una respuesta inmunitaria frente al virus.
El cuerpo comienza a producir anticuerpos tras entrar en contacto con el virus. Los anticuerpos IgM aparecen a los 7-10 días de estar en contacto con el virus, mientras que los anticuerpos IgG se muestran a los 10-15 días tras la infección.
Inmunidad post vacuna y post infección
Cada individuo reacciona de forma diferente frente a la vacunación e incluso frente al contacto con el virus.
Se han descrito casos de personas que no han conseguido la seroconversión, o que generan anticuerpos protectores pero de poca calidad o de duración corta.
En un estudio de IrsiCaixa, se analizaron en 332 personas los niveles de anticuerpos neutralizantes, es decir, con efecto protector, tras haber superado la infección por el SARS-CoV-2. En su investigacióndemostraron que los anticuerpos se mantenían más de un año después del alta.
La producción de anticuerpos en los pacientes que habían estado hospitalizados fue superior frente a la de los pacientes que pasaron la enfermedad de forma leve o asintomática.
Pero los anticuerpos de los ingresados por infección grave tenían una menor capacidad de bloquear nuevas variantes del SARS-CoV-2.
Es decir, los pacientes asintomáticos o con sintomatología leve, generan menos anticuerpos, pero más protectores.
En el estudio se evaluaron los anticuerpos de distintas pautas vacunales, encontrando un nivel de anticuerpos similar, sin diferencias significativas.
Es necesaria una tercera dosis de vacuna frente a la COVID?
Según la OMS, es conveniente que todos los individuos con factores de riesgo a nivel mundial se vacunen antes de empezar a vacunar con una tercera dosis, por una cuestión de solidaridad social y eficacia como estrategia preventiva, al tratarse de una pandemia mundial.
El estudio de IrsiCaixa también estudió la capacidad protectora de los anticuerpos ante la variante Beta, descrita por primera vez en Sudáfrica, que es considerada la más resistente a anticuerpos descrita hasta el momento.
Tras el seguimiento de estos pacientes de 15 meses, la protección de la seroconversión postCOVID es del 50% para la variante Beta y del 70% para el virus original. Esta protección se pierde de manera más acentuada en los pacientes hospitalizados que en las personas que han pasado la COVID-19 de forma asintomática o leve.
Por lo tanto, una infección severa parece generar más anticuerpos, pero de peor calidad.
