En este artículo repasamos los objetivos de las revisiones recomendadas con el pediatra hasta que el niño pasa al médico de atención primaria.
El objetivo del chequeo en los primeros años de vida del niño (2-5 años) es la detección de problemas de desarrollo y déficits sensoriales, así como la educación de hábitos básicos (alimentación, sueño, higiene…).
A partir de los 6 años se instauran los hábitos definitivos de alimentación, higiene, comportamiento, sueño, por lo que es importante también educar y concienciar a los padres y familiares convivientes.
Objetivos de las Revisiones del Pediatra
Los neonatos son evaluados por el pediatra en el hospital, al alta es recomendable que acudan el primer mes y cada dos meses a su pediatra para administrar las vacunas según calendario: sarampión, rubéola, paperas, rotavirus, varicela, etc.
En las primeras semanas se supervisa la ganancia de peso y se dan pautas para la alimentación del bebé. Se intenta promover la lactancia materna, pero en ocasiones es recomendable la lactancia mixta.
El pediatra en los primeros meses realiza un completo examen físico y psicomotor. A partir del año y medio se presta especial atención al desarrollo del lenguaje y de la vista, para derivar al logopeda o al optometrista en caso necesario.
En los niños de 4 años el pediatra observa si presentan cierta autonomía en el desarrollo psicomotor: subir y bajar escaleras, correr, equilibrio, vestirse, abrochar los cordones, etc.
El pediatra y la enfermera ofrecen sugerencias de comida sana y estilo de vida saludable, supervisan la salud bucal y monitorizan la evolución de los percentiles de peso y talla.
Como en estas edades los niños sufren con frecuencia infecciones es conveniente tener acceso al pediatra para consultar cualquier duda, por ello muchas familias suscriben un seguro de salud para complementar la atención primaria o como alternativa a la misma.
Revisiones pediátricas a partir de los 6 años
A partir de los 6 años, prosigue el calendario vacunal en las visitas pediátricas. Se realizan pruebas para observar la agudeza visual, el sistema motor (huellas plantares, extremidades inferiores y columna), los genitales (desarrollo puberal acorde a la edad, detección de fimosis y sinequias vulvares…).
La evaluación del desarrollo psicomotor y del lenguaje es muy importante, así como la autonomía personal.
A partir de los 8 años el pediatra supervisa los hábitos higiénico-dietéticos del niño y de su entorno y
realiza una exploración física general, con especial atención a la presión arterial, auscultación cardiopulmonar y pulsos periféricos.
Se realiza también una sensibilización para prevenir accidentes tanto domésticos como relacionados con la práctica de deportes de aventura, recomendando el uso de elementos de seguridad como cascos, rodilleras o espinilleras.
Como la menarquia se está adelantando en las nuevas generaciones, es conveniente iniciar la educación sexual de las niñas, para que tengan información adecuada sobre la menstruación.
Revisiones pediátricas en la preadolescencia
A los 12 años, el pediatra realiza otra exploración física general, con especial atención al desarrollo puberal, sistema musculoesquelético (huella, extremidades inferiores y columna), salud bucal (caries, defectos del esmalte, maloclusión, traumatismos), visión y audición, percentiles de peso y talla.
Es importante evaluar los hábitos sociales de los preadolescentes, así como su grado de integración y desempeño escolar.
En esta edad también se investiga la posible existencia de factores de riesgo psicosocial (problemas familiares, malos tratos) y hábitos de consumo (tabaco, alcohol y otras drogas).
Las niñas y niños de 14 años acuden a su revisión pediátrica para revisar el calendario vacunal y administrar las vacunas restantes.
Además de la exploración física general, la revisión de la salud bucodental (caries, defectos del esmalte, maloclusión, traumatismos), de la agudeza visual y auditiva, es importante la detección del sobrepeso y la promoción de un estilo de vida activo.
A nivel de la educación sexual, es conveniente valorar el grado de madurez sexual y si procede la educación sobre prácticas sexuales de riesgo, parala prevención del embarazo y de las enfermedades de transmisión sexual.
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